¿Te imaginas un mundo donde no haya tráfico, enfermedades,
pobreza, delincuencia, rencillas políticas o escasez? En resumen… ¿te imaginas
vivir en un mundo sin problemas? Pues sí, definitivamente es una quimera, un mundo
ideal donde no habría lugar para las quejas de ninguna especie.
A lo largo de la historia y en su
constante evolución hasta la actualidad, el mundo siempre ha presentado
complicaciones, problemas y convulsiones, por tanto, también ha estado plagado
de quejas en todos niveles de la sociedad.
Basta con ponerte atención a ti
mismo y a quienes te rodean desde el propio inicio del día… “que corta se hizo
la noche”, “no soporto el sonido del despertador”, “que flojera hacer el desayuno”
“el agua está muy fría” o “el agua está muy caliente”, “no tendré tiempo de
desayunar” “se me hace tarde para ir a trabajar” y así, un largo y pesado etcétera.
Ciertamente, las complicaciones
siempre las habrá, eso no lo podrás evitar, sencillamente porque no está a tu
alcance hacerlo, pero lo que sí está a tu alcance es el hecho de evitar quejarte
constantemente. Solo basta con escucharte, tomar consciencia de las razones de
tus quejas y preguntarte si, realmente, el hecho de quejarte le dará solución a
lo que se te presenta como un conflicto, de seguro que la respuesta será un
rotundo ¡no!
Ahora bien ¿el hecho de no
quejarte si le dará solución a tus problemas? Seguramente, la respuesta también
será un rotundo no, pero la diferencia está en la actitud que asumirás frente a
los constantes desafíos que la vida actual te presenta.
Puedes tener la completa
seguridad que el evitar la queja constante y si se quiere, automática, hará menos
pesado tu equipaje, te hará menos pesada la carga diaria y al estar más liviano
a nivel mental, emocional e incluso espiritual, podrás oxigenarte, factor que
te permitirá estar más atento y presto a canalizar las posibles soluciones que
dichos problemas demandan.
Tener la mente cerrada y ver todo
oscuro y negativo, en nada te ayudará a hallar posibles salidas, por ello, la
recomendación es respirar, oxigenarte, relajarte y a la luz de la tranquilidad,
de la relajación, de seguro sobrevienen ideas y pensamientos positivos,
edificantes, que te colocarán en una actitud “elevada”, que transformará tu
visión, cambiándola de la oscuridad a la luz.
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